RECUENTO
Por Leonel Castellanos Rodríguez
Ayer naceré cuando muera hoy de lo vivido mañana.
Y ya para entonces tú tendrás
Sobre la mesa un arroz blanco
Donde reencarnarán en una ceiba las añoranzas
Junto al rio
Sudaré hoy por los poros de la piel de mañana
La miseria y el contingente de desvelos y dudas
Para retornar como ave al nido ayer.
Los relojes de mi juventud morirán
En la existencia de mi antigua franja
Cual butaca de desempleados en el presente
Los poetas del S XXI que temen al público incomprendido
Viven en los basureros del dólar hoy
Cuando ayer cruzaban las praderas del esfuerzo
Por un mañana.
Estoy acá en un cuadro con flores, con oficio de altar
Sin conocer mis nietos ni mis prótesis
Me como las uñas, exhalo el humo de un cigarrillo, existo, pienso
Y me refugio en el péndulo de los momentos históricos
Que recorre mi pluma
Adorno la muerte del crepúsculo mientras ensayo
La toma de un elevador espiritual y conciso.
Avisen a las fábricas, las canteras, los aviones y los veleros
Ha de hacerse silencio como un inmenso universo
Sin guitarras y sin aplausos
Ha de verse volar las libélulas, los alcatraces y los tocororos
En una sinfonía silente para destronar la voz del poder
Avisen a los corazones, los autos, las nubes y a la tierra
Ha de conocerse el legado del mensaje
Que sufre hoy, sufrió ayer y profetiza sufrir mañana.
Tal vez te parezcan estos versos una tontería
Tal vez los guardes en una de esas gavetas infinitas
Que socializan con rincones perdidos
Tal vez transfigurados en marcha y huella
Convoquen a la fuerza el destierro de un otoño
Que trasluce en un gris atardecer
Tal vez solo te sean indiferentes como las escaleras
De un libro desconocido
O tal vez solo queden en la esquina de un bar
Del que te sujetas con manos frías y temblorosas.
Intrusas mis palabras desnudan los himnos.
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