Palabras Cubanas

Un Blog de Leonel Castellanos Rodriguez

LA PLAYA.

 


Las arenas de la playa estan como blaquesinas  damiselas  revoleteando entre huellas y caracolas, la uva caleta ha retoñado al punto que parece un hormiguero colgado y le han dado  retoques de figuras blancas al techo  de la tarde.

Se que si me siento aqui, sobre estos diminutos granizos de rocas, mis ojos se cerraran para pensar en todas las preguntas. 


Una pareja de mozuelos con pantalones remangados van de la mano y no me ven al pasar, allá un poco mas allá, un perro se cree acrobata con un palo entre los dientes y a su vez está soplando un viento cual monzón entre algunos geranios silvestres. 


Parece que en la noche un cangrejillo estubo haciendo sus rondas y este circulo que repito con rama de mangle, cada minuto se vuelve mas ovalado y difuso como el destino que me tiene atrapado. 


Prisionero de muros acuaticos y palmeras enanas, continuamente voy perdiendo entre los dedos esa limosna de victoria que me regalaba la providencia. 


Deambulo hoy por incognitos prados  del imaginar, por sombras que me apartan del calmar y el reir, en una aventura de mis sienes trotando sobre cuerdas ingrávidas.


Soy un silencio torpe que empuja de un golpe miradas al vacío, un silencio que miente a los pinos, esos vecinos de la ensenada y el salitre  que me reciben.

Todo aparentemente está  en giros de la cotidianidad y mis  pensamientos aprueban imagenes del pasado, del otoñó y del caos ante un sol que devora mis sudores. 


No es  razonable que hoy estuviera aqui, frente a este pardo  timón que maniobra ante las olas de la incertidumbre, y esa gaviota que se empeña en agitar sus alas hace mucho debió esquivar hacia el norte.

Somos en ocasiones lanzas que atraviezan horizontes sin dianas. 


Cuantas veces he escuchado decir que el mar es de color azul, tal vez mi percepción hoy sea horrible, pero juraría que ahora  su color es un gris con pinceladas melancolicas de un verde desierto, una maqueta de oropel, un estrujado  y desentonado  bostezo de la naturaleza.


Y tú bruma,  que haces que me regrese, a costa de mis pasos ante el pleamar, te  concedo el ultimo instante de despedida con toda garganta seca y todo escalofrio  moldeandome.

Hoy la playa es solo un sitio al borde de todos los abismos del universo entonando un adagio que me acompaña. 


                                                       L/Castellanos/2020