Palabras Cubanas

Un Blog de Leonel Castellanos Rodriguez

Derrape.



                    
                                                     “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”

                                                                                                              Proverbio japonés.

Giros a la derecha, entona esta hoja de sierra sobre la fibrosa epidermis de la madera, un corte sin preámbulos, inusitado por la fuerza de mis manos. Hay una arena empolvada lloviendo  en las uñas y los poros  que tatúan el surco, bajo el telón del jardín. Hay  un remolino ingenuo y resbaladizo trotando entre los rieles que se abren y separan como las puertas del granero. Venzo con cautela el nudo endurecido que aglomera el centro, paso con cabizbaja mirada por  esa inanimada vertebra y comparo el pasado  con el presente, precisamente como esas dos mitades que nacen de este acto. Así, como de verdugo embestido por la furia de este sable circular y montañoso veo el destino que empujas hacia mí y así de rendido como el esqueleto vegetal que hoy inciso, me atraviesas con tu voluntad de eterna mujer.

Este era el mangle disparatado que naufragaba y se anclaba al arrecife, aquel que conmueve la tarde, crece en espiral y  se enamora de tus manos en su tallo, el mangle enroscado como la hierba detrás de rosal, las pequeñas burbujas que se arrastran sin corriente, más bien como un  capricho  testarudo en fila, emergen  con gracia y  altanería por debajo de tus pies en mi ilusiòn, y te miro sin nublados en  los ojos, para verte el latido del alma mientras le desojo con este bisturí dentado. Voy a ti en cada franja y te miro  con los dientes del suspiro, con  el eco del anhelo y me reparto en tus pechos como ese aserrín que navega en el viento, me repito  mientras desgarro en trozos la leña, te miro en ese  vaivén  distraído que encandilan  tus muslos en mi mente, te miro con la marcha  de mis pensamientos  vulcanizados por la candidez que me taladra en esas pulsaciones involuntarias y lívidas al desearte.

¿Que será de ti en este minuto, que aventura podrá cobijarte en este segmento de esplendor de distancias y utopías, que brillo enmudecerá en el trino de tu voz cuando respondes amaneceres? Yo voy entretejiendo a ratos la trenza de la tarde y el divorcio de la madera, rasgada con el sedal de mis nostalgias , yo voy abriendo compases en  ese vicio que incrustó la raíz en esta porción de manglar, yo tengo una gaviota  remando en tus espaldas, caracolas pinceladas acariciándote, tengo  algas boreales  retozando en la lengua, en el labio, en el ombligo que  escarba tus orígenes, tengo una sonrisa instigando en la fibra de tu ser, como esta espada  deforme abre el joven mangle que hoy aserrucho, pensándote, pensándote.





                                                                                                      Lcr/dmq/dic/..2015



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