…Palpé
con la punta de los dedos de la nada, una grieta, un caos reducido en
minúsculas profecías y desalentados suspiros, palpé toda máxima expresión en la partida, el adiós
tomó tamaño como esos dibujos altos que en las nubes se forman, palpé como un gladiador
del insomnio mis parpados, mi sombra y mi espíritu, mientras dormía en uno de
mis sueños despierto y vi en lo profundo de este hoyo que es la locura, un
descenso de todas las manos que sostienen
mi figura, toda piedra a través del túnel alzada con su propia rudimentaria y cual armadura me cubre
en la caída…
Vi el río dormido sobre
el fondo, la ola quieta ante la orilla, el viento muerto en la rama, y cansada
las alas, los ojos y la noche.
Vi en este hoyo enorme que es el silencio,
desarticuladas todas las estructuras de sonidos y un eco incierto renombrado y enmudecido,
como un ingeniero de melancolías, como un austero reparador de sinfonías desalentadas, deslumbré a lo lejos la ambigüedad de
las ausencias y el hastío de la segregadas notas calladas y vertidas en una marioneta de oropel.
Si
tuviera los arcos y remolinos cual tridentes de Poseidón, tomaría todos los pequeños océanos, cada rivera en la
ola, cada salto de agua en las tormentas y haría de ellos, la más tibia de las
charcas para bañar tus pies.
Si tuviera la fuerza
cósmica de todos los universos y todos
los vientos, haría con ellos la más tierna brisa para rozar tu pelo.
Si tuviera la infinidad
de los colores, la infinidad de las lejanías, la infinidad de las batallas,
las tejería en una sola red para atrapar tu mirada. Si tuviera en mis
manos cada canto, cada voz, cada diapasón posible, los ensamblaría en un
sonido, tu nombre, y entonces te llamaría hasta quedar por siempre en el suspenso del venir.
Si tuviera toda, toda lágrima ingenua y triste, toda
inocente aceptación de la verdad, le llenaría de todas mis plegarias y saldría a buscarte. Si tuviera toda la magia,
todo hechizo, todo voluntario impulso del suspiro, entonces los uniría en un
beso para al hallarte sintieras mi alma.
Si tuviera todo el amor,
toda inquietud de la carne, todo sentir
todo estremecimiento del gemido oculto en la pasión, haría la más
profunda de las caricias y vestiría tu
cuerpo con ella. Y entonces…
Solos…
Eternos….
Vivos…. ¿que pudiera
pasar? …¿Me creerías?
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