Volver
a empezar.
La
calesera al camino se precipita como un golpe de sombra en busca de
la luz, yo dentro, esclavo de mi,
voluntad mía que me llevas. Los tobillos se retuercen en el andar como eco infinito sin oído, alma que
desespera es la ungida revelación de todo lo que me espera.
Ya
no me quedan fuerzas, ni pastillas, ni palabras para hallarme, soy más un
trompo en estado inmóvil que precisamente ese
riesgo que merezco ser. Soy un registro individual de la antipatía hogareña,
de la rutina sonsa, del vacío crudo.
Así
tendido en el pasto me pierdo en alucinaciones, veo sobre el asfalto dos
interminables líneas amarillas en paralelo, sobre ellas un buzón autómata viaja
en bicicleta, en blanca batalla campal
veo un ostión gigante devorando una pantera mientras una paloma roja cursa el
horizonte, me zumban los oídos con
campañas publicitarias y créeme las prefiero ante que un maldito bolero en ese momento.
Si
lo sé, es algo inusual y fuera de lo
convencional que me moleste que ría la gente, que vallan de la mano por las
aceras resecas por el mediodía, pero es que el desamor no es pasivo, pacifico, ni
cuerdo, es una trinchera, es experimento solitario e inicuo que nos vuelve aun más
pobres y más desfavorecidos. Por suerte te tengo a ti.
Para
colmo no puedo huir, no puedo llegar, no puedo detenerme, no puedo pensar, ni
como marioneta sobrevivo a este abismo inconcluso. Soy como arquero en las
almenas, me siento como Cèzanne,
pintando manzanas que solo entienden los rayos de la mañana.
Vendrá
esa amenaza de misiles y conflictos de cumpleaños y fuegos artificiales a
ennegrecer el cielo de una vez, serán
mil volcanes desatados como puta de
barrios bajos, no habrá calma mientras escribo, porque la agonía de saber
que tantas sierras atravesaran mi carne es un infinito dolor de cabeza. Los
mensajeros hablaran de desdichas y los cánticos de suplicas serán un trombón
repetitivo y voraz, en medio de este caos no se escuchará mi voz.
El
destino ha cerrado las cortinas, ha puesto ladrillos donde
antes soñaba ahora me desgarro en
un despertar de torturas y desasosiego, El destino es una trayectoria única que cursa un elemento de este universo, el
destino es un bulto de barajas que al
azar compite con darte las mejores manos, es un par de líneas que se cruzan,
una coincidencia que provoca variaciones, un tropiezo, un propósito, un
instante.
Cualquiera
diría que estaba escrito en esas escrituras imaginarias que el hombre se ha
inventado para justificar los actos que suceden o surgen y no hay manera de evitarlos y aunque parezca cursi todo esto que digo, ha de saberse que solo me llena saber
que estas aquí.
El crisantemo azul en su fosa terrenal estirará las
raíces como gotas de agua, su palidez pétala se llenará del abandono, una
gaviota simplona revoloteará cerca
de las barcas mientras se marche y no
divisará en su núcleo de flor, la añoranza que regala.
Será.
Chile 2016.
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