Y no tardará tu regreso. Epístola #3
Publicado por
Unknown
en
lunes, agosto 06, 2012
Ya juntos de la mano por un bosque de sirenas y caballitos de mar dibujados en un sueño esta cabeza tenia. Y eran las estrellas marinas hojas en el roble, las perlas gotas de lluvia dispersadas sobre la hierba fosforescente. Ya juntos por fin sobre un corcel con cascabeles en la crin y montura de colibríes, íbamos de rama en rama por aquellos sauces invernales. Ya juntos por fin, tu amor y mi amor como un deliquio hermoso. Un circo con elefantes marrones danzando como monumentos enormes era el oleo que nos invitaba a mirar como único paisaje. Ya juntos por fin, desnudos, sin otra corteza que el viento, la mirada y el celo por algún testigo. Como torrente en cimbre nocturno mi sueño corre, sin detenerse en el palpitar de los sudores que me habitan. Ya juntos por fin en el encantado amanecer, tan escondidos entre nosotros mismos que solo Dios podría encontrarnos. Tanto verso en mi boca llamándote, tanta melodía en tu voz respondiéndome, un teorema tus brazos sobre mi cintura que delante de ti guía los senderos, ya juntos por fin, bañándote tu en la tarde de borrascosas galaxias que contiene la más pequeña rosa, y yo sumiso a tus pies esmaltados, abanicando cien palmeras. Junto a una roca un cuervo de pelaje negro azabache, enmudece ante nuestro paso, una góndola desembarca nubes en la orilla de un arcoíris solitario. Ya juntos por fin remendando los centauros de cera junto a la alcoba con pinceles de alfajor. La cigarra enuncia la llegada con galante prisa de tus primaveras y los ríos desbordados de agitanados granos de café. La estepa desordenada de tanto trigo en tu cabellera, mis manos tijeras sublimes enredadas en ella, tu cuerpo ancho, tus segmentos como ángeles abiertos en paz, mis rodillas sosteniéndote…….y sueño …. Pero a la venida del sol despierto, tan de repente como si un estropicio se abalanzara y me haya con sus tridentes el desolado espacio de arrugadas sabanas y redobladas almohadas. Quiero soñarte siempre, saber que estas ahí, paseando por la alameda de mis antojos, y a mi solo se me antoja tenerte. (l.castellanos.r)
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