El cielo y la luna se marcharon esta noche
Yo fui testigo de una retirada, empuñada por la prisa
Para perderse al final en las nubes mas remotas
Han dejado en su sitio una nada soleada, que ha nadie importa
Y un sin fin de voces en reclamo.
El cielo y la luna, esperaban del contrato con el amor
Que jamás la distancia fuera un anillo de fuego
Que traería en su núcleo desconcertadas incógnitas
El cielo pasivo esclavo de un infante telón perlado
Recoge las migajas que con furia en dispersada ronda se acumulan.
El cielo ese que fue portal de la entrega y el consumo de los cuerpos
Ese, que en una red no alcanzó para tanto desafío en besos anudado
La luna, amazona de las mareas, pan de los aguaceros
Dúo que incompleta este día, sostened la punta del universo un poco mas
Para que el abismo que oculta su libertad no deje en rejas el yo que nos forma.
Mil cordilleras despegan en el sueño que abruma en la mañana
Los pinos, los grillos, los sauces llorones y los álamos, no están
La mano y los buenos días son retazos informales
El café no pasa a la mesa, y la queja se pierde en el silencio sombrío
Bueno y entonces detrás de todo esto también existe el olvido.
El cielo y la luna, convocan, distraen enérgicas plegarias.
En una promesa y una lágrima te miro en la salvación
Con hachas frenadas ante el golpe aturdidor de la desesperanza
Con el abandono a cuestas retomas la diana que implora centro
Por irremediables decisiones sin vacantes solucionables.
El cielo y la luna se han marchado, y tú con ellos.
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