Sacúdete el sereno, el polvo, la fatiga y la angustia, viajero
Desmonta de la travesía y deja que la distancia tome un descanso
Deja las riendas en el pórtico, viajero
Atraviesa el umbral, recuesta tu cintura en el remanso
De un destino, viajero
En el lomo de la tarde deja tus rodillas doblarse
Consume el aire en la inmensidad del viento bajo el sauce
Y nocturno acaricia la paz.
Remolino desarma la tormenta del abandono
Encapuchados suspiros debajo de la camisa
Ojeras de juguetes en las bombillas cuál parajes de la prisa
Trote desconocido en la piel sin frotar y en la lanza
Viajero santo, escurridizo remate de la débil esperanza
Toma del manantial un sorbo
Toma de la tierra el nido
Viajero, cólmate pues del desconocido
Y traza volúmenes de colibríes en la mirada.
Detén viajero el camino y descansa.
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