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Por Leonel Castellanos Rodríguez/escritor/palabras cubanas.blogspot.com
En saltos sobre la acera, esquivando los ciclos que la tarde encierra, llego a ti
Y en llenado y autentico cofre de amuletos estaba tu mirada, esperando
Impaciente mi boca te decía que el beso esta vez seria cielo en los labios
Estremecido mi cuerpo se volvió agua, que en tus ríos añora vivir
Sin cordura alguna me perdí unos minutos tan dentro de ti, que era la galaxia ínfima.
Ambos pensábamos que resultaría fácil desbordarnos en los anillos y los puertos
Con todas las anclas, los polos, los intrusos, los enrojecidos ocasos, las paginas desprendidas
Como una sabana de hierba mojada, me aferro a tu pecho cual semilla asustada
Me instalo en el deseo de una sangre incinérante que me desconcierta en lascivas peticiones
Embrujado en carruseles de ensortijadas respuestas, hachero que se adentra en bosque de
Luciérnagas.)
Solitario bohemio de poesías, timonel pirata, bucanero de alabanzas
Rastreador de vocablos y acertijos que te asecha en la caza detrás de ramas y sombras
Hombre desafiante de marejadas insólitas que al final de la luna te aclama
Intranquilo reodenador de líneas que te reconoce en el destino que nos resume
Tramposo acróbata que te abraza y pide sin mentiras ni desalientos
Déjame un día describirte donde la caricia te hace reina de silenciosos suspiros.
Si ya en la marcha que aglutinas en la profecía, tu alma me visita
En las cavernas disipadas por la impronta necesidad de tenernos
Si ya en la mano tu fiebre me aconseja el sueño en donde me defiendes con arcos
Con las espadas, y los miles de cinturones de estrellas, vente, acá estoy
Con una silla recostada en la paciente esquina de la mesa donde tu ausencia se sienta
Si por los golpes de la suerte en juego conquistable la duda te señala
Y yo divago en la frente que te sacudes con corceles desmedidos en grises avanzadas
Tomate de un sorbo toda la vida que en rosa veraz para ti florece.
Ya te encontré dijiste, lanzándome tan lejos de este mundo, que de cerca me quedó el sol
Recórreme entonces en las cordilleras de íntimas cadenas que me aprisionan en ti
Persuádeme, en el gesto libre de sanar corazones, llámame en la noche que cautiva tu razón
Triunfante vénceme en el combate cortante bajo los muslos que te sostienen
Distrae los miedos, despéñate ante las barricadas que te apuntan
Fragmenta las esparcidas notas de viejos cantares
Circunda en violines tus auxilios y tus costumbres, tápame con los otoños en pleno verano
Bébeme en madera roja como el vino que nos salva
Y no te vayas nunca, para que dios sea cómplice de esto que llamamos amor.
Te espero, eso diré, eso haré. Te espero mía, te espero tuyo.
Por Leonel Castellanos Rodríguez/escritor/palabras cubanas.blogspot.com
En saltos sobre la acera, esquivando los ciclos que la tarde encierra, llego a ti
Y en llenado y autentico cofre de amuletos estaba tu mirada, esperando
Impaciente mi boca te decía que el beso esta vez seria cielo en los labios
Estremecido mi cuerpo se volvió agua, que en tus ríos añora vivir
Sin cordura alguna me perdí unos minutos tan dentro de ti, que era la galaxia ínfima.
Ambos pensábamos que resultaría fácil desbordarnos en los anillos y los puertos
Con todas las anclas, los polos, los intrusos, los enrojecidos ocasos, las paginas desprendidas
Como una sabana de hierba mojada, me aferro a tu pecho cual semilla asustada
Me instalo en el deseo de una sangre incinérante que me desconcierta en lascivas peticiones
Embrujado en carruseles de ensortijadas respuestas, hachero que se adentra en bosque de
Luciérnagas.)
Solitario bohemio de poesías, timonel pirata, bucanero de alabanzas
Rastreador de vocablos y acertijos que te asecha en la caza detrás de ramas y sombras
Hombre desafiante de marejadas insólitas que al final de la luna te aclama
Intranquilo reodenador de líneas que te reconoce en el destino que nos resume
Tramposo acróbata que te abraza y pide sin mentiras ni desalientos
Déjame un día describirte donde la caricia te hace reina de silenciosos suspiros.
Si ya en la marcha que aglutinas en la profecía, tu alma me visita
En las cavernas disipadas por la impronta necesidad de tenernos
Si ya en la mano tu fiebre me aconseja el sueño en donde me defiendes con arcos
Con las espadas, y los miles de cinturones de estrellas, vente, acá estoy
Con una silla recostada en la paciente esquina de la mesa donde tu ausencia se sienta
Si por los golpes de la suerte en juego conquistable la duda te señala
Y yo divago en la frente que te sacudes con corceles desmedidos en grises avanzadas
Tomate de un sorbo toda la vida que en rosa veraz para ti florece.
Ya te encontré dijiste, lanzándome tan lejos de este mundo, que de cerca me quedó el sol
Recórreme entonces en las cordilleras de íntimas cadenas que me aprisionan en ti
Persuádeme, en el gesto libre de sanar corazones, llámame en la noche que cautiva tu razón
Triunfante vénceme en el combate cortante bajo los muslos que te sostienen
Distrae los miedos, despéñate ante las barricadas que te apuntan
Fragmenta las esparcidas notas de viejos cantares
Circunda en violines tus auxilios y tus costumbres, tápame con los otoños en pleno verano
Bébeme en madera roja como el vino que nos salva
Y no te vayas nunca, para que dios sea cómplice de esto que llamamos amor.
Te espero, eso diré, eso haré. Te espero mía, te espero tuyo.
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