Palabras Cubanas

Un Blog de Leonel Castellanos Rodriguez

EL VERSO QUE MUERE.



                                                               

Lanzado en una charca de rocas limadas por las desventuras
Consumido por  cinturas  de aquellos mareos de la bruma
Desprovisto de  catapultas como  Neruda
Me merece esta melancolía hecha a la medida del tiempo
Y este disfraz de marioneta de oropel que se suma
Al escenario que me invita en obra de quebranto y sentimiento.

Mendigo de caminos y  romances encrespados
Aun pienso que  el mundo tiene cabello azul
Unos zapatos verdes, pantalones de caoba
Y digan lo que digan, un corazón de poeta enamorado
Que blande la espada en vaina de tul, cual Lorca
Para combatir el viento que  ante sus ojos sopla.

A donde fue esa rima ensortijada como la ronda
Y el arroyuelo sin carpas de lirios que enmudece en su cause
Donde queda la puerta que nos libera espantada de Carral
Donde las estrellas como candilejas acordonadas
La hoja caída, la semilla perdida, y la sed del sauce
Donde, que me quema no saberlo, respóndeme Mistral

Si tuviera un rincón oscuro donde besarte el amor
O un libro de Benedetti para guardarlo sobre tu pecho
Si fuera ese cazador de gaviotas amaestradas como Belmonte
Con trono en los estados de la ilusión en el canto del sinsonte
Y no este pobre esclavo de tu sonrisa, siempre al asecho
Entonces tal vez, te tuviera con toda razón.

Si tuviera los planetas de Gaby o de Borges las antorchas encendidas
Si no muriera entre los ejes de Bécquer y Avellaneda
Como las lanzas oxidadas de cualquier lavandería
Si en cada bohemia melodía tu figura me hallara como nido
Si tu piel me enredara, Si tu boca  me llamara en la espera
Tal vez entonces Los Alpes fueran botones en nuestro abrigo.

Si esa guitarra , si ese pompo  de Violeta
Si esa ronquera de Sosa, si  ese discurso de  Chico  sonara ahora
En la esquina que sin faro me detiene
Si la prosa de Martí o de Machado
Fusilara los fantasmas que me persiguen en las sienes
Me  sobrarían  horas inquietas.

Pero ando retorcido y  sepultado en una copa
Delirando entre millones de cigarrillos
Sumergido en el recuerdo y la ansiedad del furtivo
Ganando en el campo de batalla solo cadáveres como Darío
Despertando entre madrugadas y libros
Sin otra cosa que callar, como el verso que muere cuando te miro.




                                                              l.c.r./2014.

1 comentarios:

Es un encanto tu blog, no paro de leer...

Felicidades por tan buen gusto.

Un saludo enorme, Taun.

 

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