Palabras Cubanas

Un Blog de Leonel Castellanos Rodriguez

ELLA DICE.



Ella dice que debo cambiar esas bofetadas que le doy a las costumbres
Que no soy cuerdo, que viajo en nubes, de esas que en la tarde van en bicicletas
…por los mercados de pelicanos y tramoyas. Ella dice que debo observar al pescador de los mares en su tenacidad, que escribir poemas es solo un pasatiempo y que las facturas son la herida mensual de las desesperaciones.

Ella dice que la aceptación de sus errores es también querer, que si no la entiendo es solo por la falta de capacidad de ponerme en su lugar.
Ella se queja de que he tenido aguijones prendidos en la piel, que he manchado el azul del cielo con locos dibujos y sueños en los que me suelo mecer
…que desentierro del pasado algunas experiencias, que no culmino a veces lo que empiezo y que tengo pereza cuando llega el amanecer.

Ella me dice que su pelo necesita mas tonalidad mientras me bebo un café mirándole los hombros y las colinas que bajan al centro de su pecho sin espanto.
Ella me cuenta de un tipo que la persigue en el trabajo desde los tobillos hasta las caderas, con la mirada del más grande de los guanajos y que soy poco romántico porque aun no le he bajado una estrella.

Ella dice……….que nota cuando le digo mentiras por que ella no las dice, que debo aprender los rituales de la convivencia, que madure alguna vez y utilice la inteligencia
…porque los milagros no caen del cielo como las lluvias de septiembre
Que soy el peor de los hombres porque ya no naufrago en sus fronteras, que marchité sus blancas azucenas, que despedazo el tiempo en alabanzas ajenas, que soy critico sin que me duela y es que no sabe, Ella, que lo que pasa es que ya no la quiero como cuando te da el flechazo, que lo que pasa es que ya no me muero por caer en sus brazos, lo que no sabe Ella no sabe que no solo hay primaveras en marzo.

Que fue la sed desmedida que dejó en mis labios, que fue la poca luz del cielo
bañando el tejado
…el dejarme a oscuras, que fue su mano y no mi mano la que tejió cadenas en vez de lazos.
…Ella no sabe que hace mucho distingo lo cerca y lo lejano, que fue su intención
de salvarme de los ríos desenfrenados lo que me hundió en lo más abismado, que se cayeron los telones enfermos, como mascaras, encendidos en los inciensos por toda pared y toda sabana.
Ella no sabe que así como cada corcel encuentra su camino, siempre detrás de cada noche llega la mañana, y detrás de cada tormenta, un sol divino.

Ella dice que ya no hay princesas, no hay castillos con heraldos entonando sus trompetas, que los unicornios son diabluras de poetas amaestrados, que seré infeliz, que no tengo caso. Bueno quizás pase, pero voy a intentarlo, buscare sitio al borde del mundo, donde hay amapolas y luciérnagas, voy en busca de los ojos y del alma, y si del borde me caigo, tal vez sea sobre una estepa de delfines azulados.

No temo ni al viento ni al llanto, no temo al silencio ni tampoco a las espinas, soy dueño de mi vida, no soy rey ni esclavo, ni lobo ni cordero manso, pero me sobran las fuerzas para hacer del amor, mi timonel con las velas sinceras enfilando mi barco, y si estas por ahí y te queda espacio, amarro junto a ti los cabos.
…Ella dice que no puedo, ya veremos, me marcho.



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